Este tipo de procedimiento está pensado para empresas insolventes que no tienen los recursos suficientes para afrontar el concurso ordinario.
Según marca la Ley Concursal, cualquier empresa que se encuentra en situación de insolvencia tiene la obligación de solicitar el concurso de acreedores y no hacerlo puede conllevar importantes sanciones para el empresario. A pesar de ello, siguen habiendo muchas empresas insolventes que se muestran reacias a solicitar el concurso, en algunos casos porque hacerlo representa la disolución de la empresa y, en otros, simplemente por los costes económicos y el tiempo que supone el procedimiento.
Ante esta situación, existe la posibilidad de acogerse al concurso de acreedores exprés, pensado para aquellas empresas que se encuentran en una situación tan crítica que no pueden ni asumir el coste del procedimiento ordinario. De esta forma, se evita someter en vano al deudor a un proceso que no va a poder pagar.
Atajo ventajoso para las empresas insolventes
El concurso de acreedores exprés representa una alternativa ventajosa para las sociedades que carecen de activos liquidables y de capital para poder seguir adelante y satisfacer los gastos del proceso estándar. En definitiva, ofrece a las compañías insolventes una vía de disolución y liquidación más ágil, económica y segura. A continuación repasamos los principales beneficios del concurso de acreedores exprés para las sociedades
Una disolución más rápida de la compañía
Cuando la empresa se encuentra en situación de bancarrota y no hay posibilidades de recuperación económica, no existe más alternativa que la disolución del negocio. Llegados a este punto, es preferible que el proceso de cierre sea lo más rápido posible y esto es lo que precisamente permite el concurso de acreedores exprés.
Este tipo de procedimiento permite obtener la declaración y la conclusión del concurso a la vez, evitando pasar por todas las fases del procedimiento concursal convencional, acortando así trámites y tiempo. Por lo que, en función de la carga de trabajo del juzgado, el concurso puede estar resuelto entre dos y tres meses gracias a que ya no será necesario tener que tramitar gran parte de las fases del proceso.
Un menor coste económico
Además de tiempo, este proceso también supone un ahorro económico para la empresa insolvente al no tener que asumir el coste de todas las fases que requiere el concurso corriente. En esta forma de tramitación, por ejemplo, no es necesario nombrar administración concursal para el cese de actividad, lo que significa que intervienen menos profesionales en el proceso. Para hacernos una idea, los profesionales que intervienen no tienen que invertir ni la cuarta parte de tiempo que si lo hicieran en un concurso ordinario. En consecuencia, esta resulta una vía más económica por el ahorro de costes en honorarios, que se pueden llegar a reducir entre un tercio y un quinto del precio ordinario.
La gran seguridad del proceso
Otra de las ventajas del concurso de acreedores exprés es que no requiere tramitar la fase de calificación. Esta es la etapa en la que se determina el régimen de responsabilidades concursales y tanto el empresario como los administradores y terceras personas pueden ser declaradas culpables del estado de insolvencia de la empresa.
Cuando esto sucede, puede suponer sanciones para el acusado como la inhabilitación para administrar bienes ajenos o representar a personas de entre 2 y 15 años, la pérdida de créditos contra el concurso y la condena a devolver bienes y derechos obtenidos indebidamente.
Por esta razón, al evitar la fase de calificación, el deudor que se acoge al concurso de acreedores exprés se libera de su posible responsabilidad concursal siempre que su culpabilidad no sea evidente.
Requisitos para solicitar el concurso de acreedores exprés
Como hemos visto, el concurso de acreedores exprés ofrece más beneficios para la empresa que el ordinario por lo que tiene sentido acogerse a él siempre que se pueda. Para poder hacerlo, sin embargo, hay que cumplir, entre otros, los requisitos siguientes:
- Poder justificar la insuficiencia de la masa activa. Es decir, que la empresa no tenga suficientes bienes y derechos para pagar los gastos que supone el concurso de acreedores ordinario.
- Debe carecer también de recursos o de otros activos que más tarde le pudieran permitir mejorar su situación económica como acciones de reintegración, impugnación o responsabilidad de terceros.
La solicitud del concurso e acreedores exprés
Igual que ocurre en el concurso de acreedores regular, el procedimiento se inicia con la solicitud del concurso presentando la documentación e información que requiere la legislación concursal. Se trata de los siguientes documentos:
- Memoria explicativa de la historia jurídica y económica de la empresa.
- Inventario de bienes y derechos.
- Relación de acreedores.
- Relación de la plantilla de trabajadores.
- Cuentas anuales de los últimos 3 ejercicios.
- Memoria de los cambios significativos operados en el patrimonio.
- Memoria de las operaciones realizadas tras la presentación de las últimas cuentas anuales.
Es importante prestar atención y ser riguroso a la hora de preparar toda la documentación necesaria ya que ante cualquier duda sobre el estado de insolvencia el Juez puede desechar el concurso exprés e imponer el largo procedimiento ordinario.